Filosofia y Matrix: un fenomeno de culto
Domingo
1 de junio de 2003
El sensacional éxito cinematográfico de "Matrix" en todo
el mundo ha dado lugar a un intenso debate intelectual sobre los contenidos
filosóficos del film, donde se mezclan argumentos de Descartes con
interpretaciones sartreanas
Andy y Larry Wachowski se
están riendo. Desde su infancia en Chicago, estos hermanos siempre se las han
arreglado para hacer cualquier cosa con tal de divertirse. Su último gran
chiste fue su primera gran película. Pero no era un film plagado de gags y situaciones risueñas, sino todo
lo contrario. Después de su primer ensayo detrás de las cámaras -el film noir "Bound" ("Sin
límites", según su estreno en la Argentina)-, los hermanos Wachowski
comenzaron a bocetar "Matrix". Y bocetar es la mejor forma de definir
lo que tuvieron que hacer para vender el proyecto, ya que cuando ellos contaban
el argumento nadie en Hollywood entendía bien de qué se estaba hablando.
Entonces tuvieron que recordar su pasado de historietistas de comic y realizar
un guión totalmente dibujado para que "Matrix" pudiera ser más clara.
En 1999, "Matrix"
dejó de ser una película para convertirse en el fenómeno Matrix, no sólo por
los 171 millones de dólares recaudados en Estados Unidos, ni por los 209
millones de dólares a nivel mundial antes de convertirse en el primer DVD, sino
por cuestiones menos materiales. Esta historia del personaje incrédulo que
emprende un viaje iniciático para tratar de conocerse a sí mismo mientras se
enfrenta a un peligro magno, nuevamente había prendido en el pecho de los
espectadores libres del mundo.
Como el Jasón de los
Argonautas y su viaje en busca del vellocino de oro, "Matrix" tiene
muchos guiños que nada tienen que ver con el plan original de la fábrica del
espectáculo hollywoodense. Así, la opera prima de los Wachowski ha comenzado a
despertar la mayor discusión filosófica del momento, casi sin proponérselo. Con
la segunda parte, "Matrix Recargado", la apuesta filosófica ha
aumentado y la pulseada para terminar la tercera, "Matrix
Revoluciones", todavía no ha terminado. Si se le pregunta al protagonista
de la saga, Keanu Reeves (Neo), cómo será la tercera parte, él sostiene que
será totalmente filosófica, mientras que, al lado, el productor Joel Silver
habla de que habrá más efectos especiales y golpes virtuales.
No son pocos los que se
sorprenden con este fenómeno. No llegan a explicarse cómo un producto
cinematográfico pueda llegar a despertar una discusión profunda, y menos cuando
se está hablando de algo tan fantástico, donde las máquinas toman de rehenes a
sus creadores para esclavizarlos. Pero el debate ha comenzado y es más
exacerbado en Estados Unidos que en otras partes del mundo, a diferencia de lo
que ocurrió con "Blade Runner" o "Brazil", en su momento.
Tres problemas filosóficos
Pero, ¿por qué no es
"raro" que surja una película como ésta en el ambiente intelectual
norteamericano actual?
"Porque la versión
oficial, ortodoxa en psicología, la psicología cognitiva, supone la verdad de
la metáfora computacional. Esto refiere a la idea de que la mente humana es al
cerebro lo que el software de una computadora a su hardware -sostiene la
doctora Diana Pérez, especialista en filosofía analítica y en el problema
mente-cuerpo, verdadera cuestión de fondo de la película-. Buena parte de las
investigaciones en psicología se orientan a producir un programa que corra
sobre alguna computadora/robot de tal manera que la máquina realice actividades
y desarrolle capacidades similares a las humanas."
En el ambiente filosófico
ortodoxo de Estados Unidos, esto es en cualquier college o universidad donde se dictan cursos de teoría del
conocimiento, metafísica, filosofía de la mente o ética, se estudian los tres
problemas filosóficos centrales detrás de "Matrix".
El primero nos remite al
mito del cerebro en la cubeta: el escenario escéptico en su versión contemporánea,
descendiente de los dos argumentos escépticos de Descartes en sus Meditaciones metafísicas : el argumento
del sueño y el argumento del genio maligno.
El primero de estos
argumentos sostiene que no es posible distinguir la realidad de lo que no es real.
Morfeo (no es casual que se llame como el dios del sueño) parafrasea a
Descartes cuando le pregunta a Neo si alguna vez no sintió que un sueño era tan
verídico como cuando no está soñando. Ergo, ante una determinada experiencia
consciente, no puedo saber si estoy frente a una experiencia onírica o
veridica. Con respecto al segundo argumento, imaginemos la existencia de un
genio engañador tan poderoso que es capaz de engañarnos acerca de cada creencia
que tenemos. En la película está supuesto, si bien no explícitamente, por
cuanto la matrix que nos engaña es
creada por unas máquinas malignas que se apoderaron y volvieron esclavos a
todos los humanos.
El segundo aporte
filosófico es el del funcionalismo, esto es la teoría ortodoxa de la mente que
subyace a la psicología cognitiva y le da fundamento, de acuerdo con la cual la
mente es un conjunto de funciones (algorítmicas, esto es describibles en
términos de una máquina de Turing, entidad abstracta, no material, ya que es un
programa lógico). Dado que la mente es un conjunto de algoritmos
computacionales, "aprender" es "cargar" nuevos programas en
la máquina, pensar, y tener experiencias conscientes es lo mismo que dejar
correr un programa en el cerebro, esté el cuerpo activado o "dormido",
no importa.
El tercer tema filosófico
recurrente en la película, y muy de moda últimamente, es el del libre albedrío.
Muchos confundieron este aspecto de la película con un guiño hacia la filosofía
zen y el pensamiento taoísta. Esta nueva broma de los Wachowski buscando
ocultar el free will debajo de las
enseñanzas budistas provocó cierta molestia en la comunidad oriental
norteamericana. El libre albedrío que hoy se cultiva en Estados Unidos se
refiere a la posibilidad de decidir por uno mismo, y de tomar las riendas de su
propio destino (elegir entre la píldora roja y la azul, la pitonisa que le dice
que va a tener que decidir entre su propia muerte y la de Morfeo, etc.). Y el
pánico a ser controlado por otro, a que otro me engañe de tal manera que yo
crea ser libre cuando en realidad soy esclavo, lo que le ocurre a todos los
humanos que no son "rebeldes" y que no se escaparon de la matrix .
Objeto de culto
Es interesante ver cómo la
intelectualidad norteamericana tomó la película como objeto de culto cuasi
académico. Desde un filósofo como Richard Hanley, de la Universidad de
Delaware, cuyos trabajos sobre metafísica, filosofía del lenguaje y ética han
marcado rumbos en la filosofía moderna, o un egresado de Harvard como es el
profesor Hubert Dreyfus, de la Universidad de California, cuyos libros sobre
Heidegger e inteligencia artificial han sido publicados por el Massachusetts
Institute of Technology (el famoso MIT), pasando por el filósofo David
Chalmers, director del Centro de Estudios de la Conciencia de la Universidad de
Arizona, hasta llegar a James Pryor, de la Universidad de Princeton, han
escrito sobre "Matrix".
No deja de causar sorpresa
la posición tomada por los filósofos norteamericanos. La mayoría de estos
descendientes de la pitonisa le hubieran sugerido a Neo que tomara la píldora
azul, para seguir dentro de la matrix .
Por ejemplo, Richard Hanley, sostiene que el Cielo, la vida después de la
muerte, se parece bastante a la matrix y,
siguiendo la idea sartreana de que "el infierno son los otros", entiende
al Cielo como el lugar en el que todo contacto con los otros humanos ha sido
eliminado. Por su parte, Iakovos Vasiliou, de la Universidad de Nueva York,
justifica desechar la píldora roja, ya que sería salir de una matrix benevolente, y caer en la "horrible
actualidad en la que nos toca vivir". Según Vasiliou, nos gustaría
meternos en la matrix , pues así
tendríamos la posibilidad no de negar lo que más valoramos, sino de
"realizar mejor esos valores". Para James Pryor, lo peor de vivir en
la matrix no son las consecuencias
metafísicas y epistemológicas que impone este escenario, sino las consecuencias
políticas.
Pero la cereza de la torta
está en lo que sostiene David Chalmers. Dice que la posibilidad de que
efectivamente estemos en la matrix no
es tan mala como parece. Argumenta en contra de la idea intuitiva de que, si
estamos en la matrix , vivimos
engañados acerca del mundo externo. Por el contrario, sugiere que si estamos en
la matrix esto nos indica algo acerca
de la naturaleza del mundo externo: el mundo físico está hecho en última
instancia de bits , y fue creado por
seres que nos aseguran que nuestras mentes interactúan con el mundo físico. La
conclusión sorprendente de Chalmers es que aun si viviéramos en una simulación
tipo "Matrix" la mayoría de nuestras creencias acerca del mundo
serían verdaderas igual.
Por Norberto Baruch B.
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